Durante años se ha hablado de consumo sustentable, entendiéndose como el consumo ecológicamente amigable, haciendo referencia al consumo en relación con la naturaleza y de aminorar los efectos nocivos de la actividad económica sobre el planeta.
El consumo sustentable abarca muchos aspectos, ya que la sustentabilidad es un concepto integral que incluye al medio ambiente como una preocupación prioritaria, sin desligarlo de los desafíos sociales.
En el siglo XX, se reconoce que vivimos en una sociedad de consumo, aunque esta actividad ha estado presente en todas las sociedades y épocas; sin embargo, en este siglo surge la perspectiva de que la sociedad contemporánea es la que estructura todas las relaciones humanas en torno al consumo, por lo que ésta actividad se ha llegado a convertir en el eje de vida y la razón de ser.
El humano ya no consume para sobrevivir, sino para ser identificado y aceptado por un grupo social, para suplir carencias emocionales, o lograr estatus ante los demás. Antes se producían objetos para satisfacer necesidades, ahora se crean necesidades que sólo se satisfacen con determinados objetos. Y en éste crecimiento insostenible, los recursos naturales no permiten que el consumo crezca de esta forma ilimitada, por lo tanto, el desarrollo no puede mantenerse más allá de un corto plazo.
El consumo contribuye al desarrollo cuando es justo con las generaciones futuras como lo es con las presentes, y también cuando favorece la existencia de comunidades e individuos creativos. Así que si lo que queremos lograr son generaciones futuras con acceso a un ambiente apto para su bienestar, necesitamos modificar nuestros patrones de consumo.
¿Tú que tan consumista eres?
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